El asunto de los mineros chilenos se encuentra estos días en plena efervescencia. En una primera evaluación, podemos congratularnos de que ninguno de los trabajadores falleció durante el derrumbe, y prácticamente todos resultaron ilesos. Teniendo en cuenta esta feliz circunstancia y el hecho de que disfruten de una via de comunicación con el exterior, a través de las que reciben periodicamente, alimentos, medicamentos, y material para ocupar su abundante tiempo libre, entre cámaras, videojuegos, juegos de mesa, prensa, etc... asi como recibir y emitir todo tipo de información con sus seres queridos, las condiciones de que disfrutan nos deberían llevar a considerar su encierro como unas extensas vacaciones subterráneas, en las que sustituyen el calor del sol, por la penumbra y el calor de las entrañas de la tierra, y la fina arena de playa, por la más basta piedra cuprífera. Los mineros se disponen a disfrutar de una inesperada fama mundial, que los asemeja bastante a los encierros voluntarios de esos realitys televisivos, donde personajes sin oficio ni beneficio ávidos de protagonismo se aislan en las casas vigilados por el Gran Hermano espectador, en una clausura cuyo peligro más destacado lo constituye las diferencias personales que puedan surgir como consecuencia de una convivencia tan prolongada, en unas condiciones algo precarias. Este encierro de los trabajadores de la mina, debe ser visto como un largo proceso de hibernación, cual si de topos modernos se tratara, y que tras cuatro meses de prolongado letargo, puedan salir reforzados y convenientemente pensionados a la superficie sin ninguna secuela física ni psíquica. Despues de todo, algunos otros concursantes de programas de supervivencia extrema, aislados en parajes en principio paradisíacos, pero sometidos a un ayuno prolongado por la ausencia de víveres, han mostrado la dureza del ser humano en condiciones extenuantes y han salido indemnes de la experiencia de sobrevivir durante meses a todas sus dificultades.
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Un día mas pasa y un día menos nos acerca al vencimiento del 17 de septiembre, momento en el que nos encontramos muy bien situados para que los 3.000 euros en primas que tenemos en nuestra cuenta, puedan caer para entonces en nuestra saca. La apertura del futuro hoy ha sido cercana a los 10.000, y las perspectivas de grandes caidas son muy pequeñas, aunque no descartamos algun pequeño recorte en los precios, como en el día de hoy donde ha caido mas de 100 puntos.
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