Un burgalés ha logrado un premio de 110.000 euros jugando al poker Texas Hold'en, en el Casino de Torremelones, uno de los más cochambrosos palacios del juego, lugar donde el vicio y la ludopatía campan a sus anchas. Es ésta una modalidad del póker que se ha puesto de moda en los últimos tiempos, y es jugada por multitud de aficionados tanto a través del ordenador en casinos online, como en las salas de juego de los múltiples casinos del mundo entero, entre los que destacan sobre todo por sus cuantiosos premios, los casinos de Las Vergas y de Mónaco. Al parecer existen verdaderos profesionales de este juego, que dedican a veces más de las 8 horas de una jornada laboral, a sentarse delante del ordenador y conectarse con mesas de juego donde nicks de todo el mundo compiten contra ellos, en un inmisericorde duelo más propio de tahúres del Missisipi donde afortunadamente las partidas transcurren entre modernos y civilizados ciudadanos del siglo XXI, y no entre rudos vaqueros con el gatillo flojo. Ciertamente la recompensa suele ser muy elevada, en todos los torneos que se desarrollan, tanto online como en casinos reales, y con toda probabilidad se la llevará aquel que tenga, ante todo, un mayor grado de fortuna, y solamente una pizca de pícara falsedad, como corresponde a cualquier juego en el que interviene el azar. Es muy fácil pensar, que las ganancias de estos supuestos profesionales del póker, se deban a una especie de redistribución de la riqueza, que se produce al participar en cuantos más torneos mejor, para que en uno de ellos se produzca la victoria y la obtención de las cuantiosas ganancias, que compensaran otros muchos intentos en los que la derrota ha sido la solución final. Se comprende que si en un solo torneo te embolsas 100.000 euros ya has amortizado los, pongamos por ejemplo, 50 torneos en los que has perdido la, suponemos, no muy elevada, cuota inicial de inscripción. Por que las leyes de la diosa fortuna son implacables y es muy dificil imaginar a una misma persona ganando todos los torneos de un juego que se basa fundamentalmente en la suerte y para el que no hay que estar muy dotado, excepto para una cierta capacidad de esconder tus emociones y saber ir de farol en momentos puntuales. Asi que la profesionalidad de estos tahúres, se basa sobre todo en la insistencia en participar en cuantos torneos mejor, y en que no se juega contra la banca, que siempre tiene un alto porcentaje de éxito, sino contra otros jugadores que no son máquinas automáticas y pueden ser engañados o pueden cometer errores humanos. Yo tuve una época en la que acudía regularmente al casino, pero no a jugar al póker, sino que mi juego fetiche era el blackjack, cuando aún era lo suficientemente ingenuo como para pensar que se podía ganar a la banca con métodos rudimentarios como el de la "martingala", que se basa en apostar el doble cada vez que se pierde, hasta que, aunque se produzca una prolongada racha de pérdidas, en la última jugada que ganes recuperas lo perdido en las anteriores. Pero más tarde que pronto, descubrí que la banca tiene una probabilidad muy superior a la tuya de ganar, y a la larga cuantas más manos se ejecuten, más tendencia tendrá la banca a superarte en ganancias. En definitiva, podemos concluir que hasta en el mus, el azar es un componente primordial de sus lances, ya que por mucho que nos creamos que sabemos jugar y que creemos en nuestra capacidad para engañar y anticiparnos al contrario, las jugadas se forman por una combinación de cartas distribuidas al azar, y si éstas no son favorables a tus intereses, no se puede luchar contra los elementos de la casualidad.
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La preapertura del mercado nos indica que se produce un pequeño rebote, que nos lleva al nivel de los 10250. Confiamos que continúe en los próximos días, y si alcanzara los 10450 puntos, probablemente podríamos proceder a la venta de unas opciones call, aprovechando que la subida parte de los mínimos de agosto de 9800. No adelantemos acontecimientos, y nos mantenemos a la espera de posibles operaciones.
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