viernes, 10 de septiembre de 2010

Ferrán Adriá, el internacionalmente conocido cocinero español, ha dado una clase magistral en la Universidad de Harvard sobre alta cocina española, acompañado de otros no menos prestigiosos cocinillas españoles. Su objetivo es elevar el siempre especial arte de preparar alimentos, a la categoria de ciencia, llevándolo a las aulas de las más prestigiosas universidades como si de una asignatura científica más se tratara. Pretende además que el restaurante donde hasta ahora ha mostrado sus creaciones en materia de gastronomía, el conocido Bulli, pase a convertirse en un laboratorio donde experimentar con exóticos ingredientes, con elaboradas mezclas de condimentos, en las que inventar nuevas texturas, espumas, o esferificaciones donde encapsular explosivas y sabrosas sustancias en esferas de gelatina que al ser masticadas liberen todo su sabor en la boca, creando sensaciones nunca experimentadas por paladares poco acostumbrados a semejantes innovaciones en materia de estimulación del gusto. Ciertamente, se puede asegurar que la cocina se asemeja mucho a una botica, en la que mediante la combinación de determinadas sustancias se lleva a reacciones químicas donde los productos resultantes pueden sorprender en cuanto a su comportamiento bioquímico, pues igualmente en la cocción de alimentos se producen una serie de reacciones que van desde la caramelización de los azúcares de los alimentos, que conducen a compuestos pardos, cetónicos y muy aromáticos, hasta la combustión, o la desnaturalización de proteinas como la albúmina que se produce en la fritura de un simple huevo y que lleva a coagular a la clara. También se puede entender que muchas de las recetas que se sirven en restaurantes aparentemente normales, podrían llevar a equívoco a los comensales si en lugar de escribir en la carta platos como "Dorada a la sal", pusieran "Dorada al cloruro sódico" o , "Solomillo a la capsaicina", en lugar de "Solomillo a la pimienta", siendo en los dos casos la misma cosa pero con nomenclatura química. A pesar de todo esto, es dificil que una persona que vaya a degustar una cena a un buen restaurante, se acostumbre a todos estos productos que han sido manipulados como si de un laboratorio de alquimia medieval se tratara, para conseguir sabores más sorprendentes, y lo más probable es que los comunes mortales como es mi caso, disfrutemos más de un buen cocido con productos del cerdo, o una buena gallina en pepitoria, que de unas "gambas con tuetano trufado en pure de zanahoria", o de una buena tortilla española de patatas, que de una insólita "tortilla deconstruida" del propio Ferrán. Además del altísimo desembolso económico que supone ir a cenar a un restaurante de alta cocina, donde en lugar de un buen chuletón descomunal y rebosante, te colocan en un gran plato cuatro daditos muy bien presentados pero que casi no se ven.
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Apenas 5 dias restan, y ya vemos asomar nuestros beneficios por delante del ordenador, porque hoy el nivel alcanzado por el futuro es de 10650, a una distancia prudencial de nuestros objetivos. Deberíamos ir preparando la estrategia para el mes de octubre, pero hasta que no se produzca un gran movimiento nuestra prudencia nos obliga a estar quietecitos, sin hacer ninguna operación, ya habrá tiempo en el mes que resta.

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