El avión surcaba el cielo plácidamente a 10.000 metros de altitud sobre el nivel del mar. El destino final de Hong Kong todavía estaba lejos. Los pasajeros dormitaban relajadamente unos, otros leían concentrados, y algunos escuchaban música en sus mp4, desconectados por completo del hecho de que un aparato de miles de toneladas pudiera sustentarse en el espacio aéreo sin más ayuda que unas endebles alas que vibraban al contacto de las corrientes, y un potente motor Rolls Royce, que los impulsaba a 700 Kms/hora hacia su destino. Incluso los más aprensivos parecían haber encontrado el momento de relax. De repente por la megafonía del avión, una voz femenina de componente metálico se escucha:
-"Señores pasajeros, les informamos de que han surgido algunos contratiempos en el avión y nos disponemos a efectuar un amerizaje en medio del océano, por lo que rogamos tomen las medidas oportunas...."
Ya no se pudo oir más por que de improviso, el alboroto que se formó en el avión fue aparatoso: Se escucharon varias maldiciones de desaprovación, algun grito apagado, llantos desconsolados y el aparato se transformó en una olla con agua a punto de hebullición donde los pasajeros se agitaban angustiados, como si el aire les quemara la piel. Inmediatamente calleron sobre los asientos las mascarillas de toma de aire, algo que aprovecharon unos cuantos para agarrarlas y colocarselas en su cara, para proceder a la hiperventilación, en un desesperado intento por apaciguar su intranquilidad, y en clara confusión de su utilidad, pues lo que se había producido en el aparato no era una despresurización, sino acaso alguna avería en los motores. De pronto, el avión hizo un brusco movimiento hacia abajo como de agitación turbulenta, provocado probablemente por el choque con alguna corriente de aire. Esto provocó en los pasajeros una nueva sensación de que se precipitaban irremediablemente al proceloso océano, y de que acabarían estrellados en la superficie marina, pues el aparato lamentablemente no estaba preparado para amerizaje alguno pues no era ningún hidroavión. De nuevo, se oyeron gritos ahogados, y algún que otro chillido histérico, que rápidamente fue aplacado con un bofetón de la azafata que cortó bruscamente el alarido. Las auxiliares se dispusieron a repartir los chalecos salvaviudas, que unos cuantos pasajeros se apresuraron a colocarse en el pecho, procediendo a su hinchazón alrededor de la caja torácica, con tan mala fortuna que el exceso de presión en el inflado provocó una opresión en el pecho que no le dejaba respirar y que acabó agravando su ataque de ansiedad. La crispación iba haciendo mella en todos y cada uno de los pasajeros, mientras algunos rezaban por lo bajo, y un adolescente imaginaba una muerte mucho más dulce en brazos de alguna bella compañera de colegio, puesto que sentía que abandonaba este mundo sin haber probado el sexo, y una señora mayor, lamentaba no poder dejar a sus nietos más que las deudas de una casa hipotecada y unas acciones cuyo valor había caido desde que las adquirió. Cuando ya todos estaban abandonándose a su mala suerte, y resignándose a morir de una forma violenta en medio del océano, de nuevo por la megafonía se escuchó la voz del comandante:
-"Señores pasajeros, lamentamos comunicarles que la información que escucharon anteriormente, es una grabación para casos de emergencia, que por error mi subalterno ha reproducido, por lo que les rogamos se tranquilicen, ya que el vuelo discurre con total normalidad y no es necesario que se alarmen injustificadamente...."
Lo que se oyó a continuación entre los pasajeros, no es digno de ser registrado en estas líneas, pero se mezclaron sentimientos de alivio con otros mucho más violentos de enojo generalizado, y algunas voces se alzaron críticas contra la compañia British Airways, amenazando con acciones legales contra dicha compañía por generar pánico entre los viajeros de forma despiadada y sin causa aparente.
-"Señores pasajeros, les informamos de que han surgido algunos contratiempos en el avión y nos disponemos a efectuar un amerizaje en medio del océano, por lo que rogamos tomen las medidas oportunas...."
Ya no se pudo oir más por que de improviso, el alboroto que se formó en el avión fue aparatoso: Se escucharon varias maldiciones de desaprovación, algun grito apagado, llantos desconsolados y el aparato se transformó en una olla con agua a punto de hebullición donde los pasajeros se agitaban angustiados, como si el aire les quemara la piel. Inmediatamente calleron sobre los asientos las mascarillas de toma de aire, algo que aprovecharon unos cuantos para agarrarlas y colocarselas en su cara, para proceder a la hiperventilación, en un desesperado intento por apaciguar su intranquilidad, y en clara confusión de su utilidad, pues lo que se había producido en el aparato no era una despresurización, sino acaso alguna avería en los motores. De pronto, el avión hizo un brusco movimiento hacia abajo como de agitación turbulenta, provocado probablemente por el choque con alguna corriente de aire. Esto provocó en los pasajeros una nueva sensación de que se precipitaban irremediablemente al proceloso océano, y de que acabarían estrellados en la superficie marina, pues el aparato lamentablemente no estaba preparado para amerizaje alguno pues no era ningún hidroavión. De nuevo, se oyeron gritos ahogados, y algún que otro chillido histérico, que rápidamente fue aplacado con un bofetón de la azafata que cortó bruscamente el alarido. Las auxiliares se dispusieron a repartir los chalecos salvaviudas, que unos cuantos pasajeros se apresuraron a colocarse en el pecho, procediendo a su hinchazón alrededor de la caja torácica, con tan mala fortuna que el exceso de presión en el inflado provocó una opresión en el pecho que no le dejaba respirar y que acabó agravando su ataque de ansiedad. La crispación iba haciendo mella en todos y cada uno de los pasajeros, mientras algunos rezaban por lo bajo, y un adolescente imaginaba una muerte mucho más dulce en brazos de alguna bella compañera de colegio, puesto que sentía que abandonaba este mundo sin haber probado el sexo, y una señora mayor, lamentaba no poder dejar a sus nietos más que las deudas de una casa hipotecada y unas acciones cuyo valor había caido desde que las adquirió. Cuando ya todos estaban abandonándose a su mala suerte, y resignándose a morir de una forma violenta en medio del océano, de nuevo por la megafonía se escuchó la voz del comandante:
-"Señores pasajeros, lamentamos comunicarles que la información que escucharon anteriormente, es una grabación para casos de emergencia, que por error mi subalterno ha reproducido, por lo que les rogamos se tranquilicen, ya que el vuelo discurre con total normalidad y no es necesario que se alarmen injustificadamente...."
Lo que se oyó a continuación entre los pasajeros, no es digno de ser registrado en estas líneas, pero se mezclaron sentimientos de alivio con otros mucho más violentos de enojo generalizado, y algunas voces se alzaron críticas contra la compañia British Airways, amenazando con acciones legales contra dicha compañía por generar pánico entre los viajeros de forma despiadada y sin causa aparente.
Este relato, que parece extraido de un libro que podría haberse titulado, "Cuentos de lo inesperado", está basado en hechos reales acaecidos en días pasados en un vuelo transoceánico Londres-HongKong, y es que está demostrado que la realidad supera con creces a la ficción.
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Aprovechando que el día de ayer fue de fuertes subidas superiores al 3%, y que alcanzó los niveles del 10500, procedimos a vender 10 opciónes call en el strike 11.000, por las que nos dieron 500 euros de prima, y otras 10 opciones call en el strike 11100, por las que nos dieron 360 euros de prima. Asi pues, en total, para el mes de septiembre las primas ascienden a 3860 euros. Las opciones put, ya las tenemos prácticamente ganadas, y el limite de pérdidas por la parte superior es de 11080. Esperamos que en las próximas semanas las subidas iniciadas ayer no se prolonguen, y simplemente se consoliden niveles próximos a los actuales. En el día de hoy, la apertura se ha producido en el 10485, con una ligera caida, que en principio nos beneficia.
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