Aprovechando que ayer era fiesta Nacional, nos dispusimos a desplazarnos al enclave burgalés situado en pleno territorio del País Vasco, desde el siglo XIII, denominado el Condado de Treviño. En poco más de hora y media, llegamos a la capital del Condado, denominada Treviño, que nos recibió con sus estrechas callejuelas de clara traza medieval, con sus entramados de madera típicos de la época, sus casonas blasonadas, y otras más modernas restauradas con estilo con la gruesa piedra castellana y decoradas con delicado gusto ornamental y florido. Aún siendo un lugar perteneciente a Castilla y León, existen algunos detalles, como las formas de algunas casas, y sobre todo las leyendas de las calles en castellano y euskera, que demuestran que la influencia del Pais Vasco existe, aunque los habitantes del Condado ya abandonaron aquellas reivindicaciones de otros años, y no tienen ningún problema en presentarse como burgaleses, aunque disfruten de las ventajas de muchos de los servicios de la cercana capital alavesa. Durante la visita a la villa, nos adentramos en la iglesia con su esbelta torre saludándonos desde todos los rincones, donde encontramos un cristo recien restaurado del siglo XV, y unas tablas de santos de los siglos XIII y XIV, que constituyen el tesoro más valioso que posee la parroquia. Un poco más adelante de Treviño, está el pueblo de Laño, pintoresco y pequeño, donde lo más destacado son los alrededores donde se encuentran las Gobas o las cuevas del pueblo, excavadas entre los riscos, a modo de eremitorios de la época altomedieval, utilizados tanto como viviendas, como iglesias, o lugares de enterramiento, quizás usados por monjes que buscaban en aquellos parajes la tranquilidad y la belleza del paisaje. Más tarde, nos trasladamos al pueblo de Sáseta, no tan diferente de cualquier pueblo castellano, cuyo bien más preciado es su paisaje, ya que desde él parte una ruta que atraviesa el desfiladero del rio Ayuda. Nos dispusimos a recorrerla, en un ambiente un tanto nublado, pero sin amenazar lluvia, y con una temperatura muy agradable para el paseo, que transcurrió paralelo al rio en todo momento, que por momentos se cubria de un frondoso bosque de acacias, alisos y currucas, junto con todo tipo de arbustos y matorrales como majuelos y zarzamoras, que en esta época otoñal, muestran todos sus frutos a los habitantes del bosque, y a nosotros nos deleitan con una gama de colores que transforman el paisaje en un mosaico multicolor, que tendrá su máximo esplendor en los próximos meses ya bien avanzado el período otoñal. En ocasiones, por entre la frondosidad de la arboleda se podía vislumbrar la cristalina belleza del rio, y escuchar el cantarín sonido del agua cuando se precipita por la pendiente en una hermosa caida que nos atrae para que la contemplemos extasiados, mientras el agua no ceja en su incansable discurrir. Después de aproximadamente dos horas y media, de patear la hojarasca caida y disfrutar embelesados de toda la belleza circundante, llegamos al pueblo de Oquina, que en este día de fiesta está muy concurrido sobre todo de niños y perros, algunos de los cuales nos acompañan en el camino de vuelta, contento de haber encontrado unos compañeros fieles que le dan cariño y escolta. Antes hemos repuesto fuerzas, con un buen bocadillo, y reposado nuestros maltrechos cuerpos en la cantina del pueblo, con unos cafés y chupitos que nos reconfortan y nos estimulan a realizar el trayecto de vuelta. Finalmente nos quedamos con ganas de dirigirnos hacia el pueblo de Ochate, que tantas leyendas fantasmagóricas ha protagonizado en programas de misterio de radio y televisión, y al que muchas personas se dirigen con nocturnidad y alevosía para ser testigos de los acontecimientos que los cuentos de algunos crédulos en estos témas esotéricos, han propagado a lo largo de muchos años por estos medios dedicados al ocultismo. Nuestra curiosidad tendrá que esperar a otra ocasión en que volvamos por aquellas tierras del Condado, para cerciorarnos de todas las bellezas y los enigmas que esconden sus pueblos y paisajes.
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A falta de dos día para el vencimiento el ibex se encuentra en los 10650, que como ya dijimos nos favorece y permite que las primas vayan a parar a nuestros bolsillos. Ya haremos cuentas el viernes, mientras tanto podemos decir que las garantías han bajado hasta los 16.000 euros, y la volatilidad también ha bajado algo hasta el 26%. De todas formas, estamos a la espera de que abandonemos este pequeño lateral que nos acompaña estos ultimos días, para poder hacer alguna operación de cara al 19 de noviembre, aunque todavía quedan muchos días para entonces.
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