Sucedió en un vuelo hacia Moscú, cuando a 10.000 metros de altitud, un hombre en estado de embriaguez se levantó de su asiento y trató de abrir la puerta de acceso al exterior, indicando a las azafatas que debia bajarse en la próxima parada, confundiendo el aparato volador con un autobús terrestre. En medio de la confusión y tras un forcejeo con los auxiliares de vuelo, a punto estuvo de lograr su objetivo, en lo que podía haber sido una catástrofe por la posible despresurización de todo el aparato, que hubiera lanzado las mascarillas de oxígeno en todos los asientos de los pasajeros y hubiera desestabilizado la aeronave con el consiguiente peligro de que todos los pasajeros hubieran sido succionados por la diferencia de presiones entre el exterior y el interior del avión. Si al final no ocurrió nada fue por la pericia de las azafatas y personal de cabina que hubieron de emplearse a fondo en reducir al individuo que se empecinaba una y otra vez en exigir que debía bajarse en la siguiente parada, llegando a resultar heridos algunos de ellos por la violencia con la que se empleaba el sujeto en medio de su impresionante melopea. Parece una escena más propia de los tebeos de Mortadelo y Filemón que un hecho real. Según tengo entendido el interfecto era de nacionalidad rusa, y ya sabemos como se las gastan los eslavos en materia de ingestión alcohólica, pues sin ir más lejos, este verano, durante la asfixiante ola de calor que asaltó la ciudad de Moscú, se produjeron miles de incidentes protagonizados por beodos ciudadanos, que sucumbieron a la tentación de refrescarse en las fuentes, las piscinas, los rios y los pantanos de la ciudad, en plena cogorza, con tan mala fortuna que se pensaron que ya puestos a beber, se debian trincar hasta el agua de las fuentes como si fuera vodka, pero con tanto entusiasmo que no repararon en que tanto líquido podía ser perjudicial para sus pulmones, que acababan siendo inundados por las aguas y provocando el fallecimiento de los alcoholizados rusos, en un número que rebasaba con creces el millar de afectados. Y es que las aficiones de los camaradas a la bebida, que en épocas frias, como el duro invierno estepario, puede ser entendible para mantener el cuerpo caliente, en otras épocas más cálidas puede llevar a estos extremos tan terribles.
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LLevamos asistiendo a más de un mes de mercado totalmente aburrido y monótono, instalado en un lateral desesperante que no permite efectuar grandes operaciones. De nuevo el día de ayer fue un contínuo sube y baja sin sentido, y la apertura de hoy nos lleva al 10490, que nos deja bastante indiferentes. Seguiremos a la espera a ver si se rompe este lateral, y podemos entrar de nuevo con alguna opción más. La volatilidad esta en el 27% y las garantias que nos exigen ascienden a 8000 euros.
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